A veces, la aritmética y la gramática, asociadas, solucionan problemas de lenguaje. Me explico. Inventamos un verbo nuevo: multriplicar. Como su nombre indica es multiplicar por lo que sea y a su vez, volverlo a multiplicar por tres. Pongamos un ejemplo. Para decir: el precio del pan se ha multiplicado por doce en lo últimos treinta años, ahora basta con decir lo siguiente: el precio del pan se ha multriplicado por cuatro (y a su vez por tres). Como veréis, queridísimos amigos políticos, es una trampa lingüística que oculta el desmesurado aumento del precio de los alimentos y otros artículos imprescindibles para el hombre. Incluso para la mujer, aunque ya se sabe que la fortaleza de las mujeres las hace inmunes a muchas carencias.
Estoy, pues, por patentar este verbo y cederlo, previo pago, al mejor impostor, sea de la ideología que sea. Quiero decir, al mejor postor. De administrador de mis derechos de autor pienso nombrar, por supuesto, a Ramoncín. Creo que es ideal para el cargo