Mi hijo, de tres años, aún no sabe hablar correctamente. Hace juegos de palabras, como su padre. O quizás son las palabras las que juegan con él. El caso es que hace un par de semanas intentaba enseñarle a decir avión. Él dice volón, y yo repitiendo una y otra vez avión, hasta que se lo aprendió. Pero pocos días después estaba jugando con un coche (él) y lo movía por el aire. Yo, papá didáctico, le dije en catalán (luego os lo traduciré): No, fill. Els cotxes no volen. Si vola és un… Y me contestó: un volón? Juró que adiviné que se estaba riendo de mí. O eso o acababa de crear su primer juego de palabras.
La traducción es Los coches no vuelan. Si vuela es un… Pero claro, en catalán no deja de tener su lógica que una cosa que vola sea un volón
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