Hubo un tiempo en que a Isabel Pantoja no le iba todo tan mal. En cuestión de amores, tenía lo que necesitaba. Mucho antes que Muñoz, y después de Paquirri. Pero esa es otra historia. Lo que cuento hoy es cómo y por qué fotografié juntas a Sabrina y a Isabel. Como cuento en el post anterior, estábamos en el hotel Bahía, de Vigo, grabando Benvido 90. Coincidieron en el ascensor la cantante italiana y la tonadillera, que le confesó que su hijo, el entonces Paquirrín -“bautizado” así por un gran compañero periodista, Javier de Montini-, era un fan suyo, y tenía un poster colgado en su cuarto. Vista la carrera que ha seguido después, ya convertido en Kiko Rivera, cuesta poco suponer en qué empleaba el susodicho póster. Aventuro que fue su primera mujer. En el ascensor viajaba también mi entonces futura ex esposa, que tuvo a bien acompañarme en ese trabajo. Así que al día siguiente, cuando me la encontré, a Isabel, en la barra del bar -tomando un café con leche-, le propuse hacerle una foto con Sabrina. “Pues claro”, me contestó. Porque entonces era cordial con la prensa. Todos eran más cordiales con la prensa. Y la prensa no era lo que es ahora. Ni mejor ni peor: diferente, que diría Grasset. “Lo que voy a presumir con esta foto, mi hijo me mirará de otra manera a partir de ahora”.
Sabrina y Pantoja
| Filed under Uncategorized