A propósito del sorteo de cuartos de la Champions, se ha especulado sobre el rival que más convenía al Barça: que si el Girondins, que si el Olympique… Al final fue el Arsenal, creo. Quizá todo sea deseos y previsiones justas, pero no le acabo de ver la lógica. Además del Barça juegan otros siete equipos. Vamos a llamarlos A, B, C, D, E, F y G. Vamos a imaginar que podemos elegir a los tres más fáciles de derrotar para enfrentarnos a ellos en los partidos que nos llevarán a la victoria. Convengamos que son A, B y C. Al A nos lo encontramos en cuartos, al B en semifinales y al C en la final. Pues resulta que uno de los teóricamente más fáciles, el B, ha eliminado a uno de los difíciles, y el otro, el C, a dos de los fuertes. O sea, que si los débiles pueden llegar a la final, casi sería mejor enfrentarse a los fuertes, que a la postre son los que resultan eliminados.